Escrito por Entrevista a la Dra Bárbara García para Clarín por Guadalupe Rivero el 10 de agosto de 2021
Detrás de la falsa creencia que pone a la penetración en la cima del goce se esconde, una vez más, la falta de educación sexual.
Cada vez que se mencionan mitos, prejuicios, mandatos e ideas instaladas alrededor de la sexualidad aparece como punto en común la ausencia y necesidad de la educación sexual. En este caso nos referimos a la falsa creencia de que sin coito no hay paraíso. ¿Cómo se denomina esto?: coitocentrismo.
“El coitocentrismo es ir al parque de diversiones y subirse siempre al mismo juego. Es una práctica social -en este caso, sexual- que se ha convertido en una especie de mandato popular”, aseguró a Clarín Bárbara García, sexóloga y ginecóloga (en Instagram, @sexualidadeslibres).
Andrea Orlandini, sexóloga y psicóloga especialista en parejas (en Instagram, @lic.andreaorlandini), añadió que “el coitocentrismo es otra de las tendencias, mitos y falsas creencias qué consideran al coito o penetración como la más importante modalidad de relación sexual y erótica”.
Según ella, “junto con el falocentrismo y la heteronormatividad es una de las creencias que debemos modificar con una adecuada educación sexual”.
Un encuentro íntimo casi digitado por una fórmula matemática probablemente deje afuera varios aspectos (empezando por el verdadero goce).
García mencionó que “lo vemos constantemente en películas con el mismo guión heterosexista: dos besos, penes adentro de vaginas sin preservativo ni chequeo de lubricación previo, empujes intravaginales sin roces de clítoris externos y una teatralización de gemidos siempre al unísono, en donde parece que ambas personas llegan al orgasmo cronometradamente y coitalmente”.
Los encuentros sexuales donde la penetración es el único objetivo acarrean consecuencias que las especialistas consultadas instan a evitar.
Bárbara García sostuvo que “el principal problema que trae es la brecha orgásmica, ya que muchas investigaciones demuestran que en parejas heterosexuales el 95% de los varones llega al orgasmo”, contra un 65% de las mujeres que lo logran a causa de un combo que incluye al coitocentrismo y a la falta de comunicación sexual asertiva.
Otro efecto secundario, detalló la experta, se da en los varones cuando “con el correr de los años aparece -por dificultad propia de la edad y patologías muy frecuentes como la diabetes e hipertensión- la incapacidad de conseguir erecciones máximas para conseguir la penetración. La frustración que sienten es grande”.
Orlandini, en tanto, se refirió a lo fundamental que resulta conocer las diferentes formas y modalidades de disfrute del ser humano. “Considerar que solamente se puede gozar y disfrutar si está presente el coito o la penetración en un encuentro sexual puede generar falsas expectativas, ansiedades y angustias”.
Entre los efectos adversos de esto, añadió, figuran la disfunción eréctil, la angustia, la aversión sexual, la dispareunia (dolor en el coito) y la eyaculación precoz.
Los derechos sexuales y los derechos reproductivos son parte de los derechos humanos básicos. Sin embargo, sin educación sexual, esto parece casi una utopía.García destacó lo que para ella es la “histórica incapacidad social de poner en agenda la salud sexual como un derecho. Siempre parece que es un tema menor, liviano y olvidado por nuestros Estados”.
La especialista cuestionó que se creen leyes como la de la ESI (Educación Sexual Integral) pero “no se controle su cumplimiento".
Según Orlandini, el coitocentrismo es fácil de explicar si se tiene en cuenta que “la sexualidad ha sido considerada principal e históricamente como una de las funciones más importantes para la reproducción, con lo cual el coito es imprescindible”.Derribar mitos para habilitar el goce
La consulta a especialistas y el poder hablar con quien ejerza como pareja sexual, ya sea estable u ocasional, aparecen como factores imprescindibles a la hora de buscar una vida sexual plena.
“Este modelo se derriba, primero, siendo conscientes de que somos usuarios del mismo y, luego, trabajando en modificar ese adoctrinamiento en el que caímos”, afirmó García.